BASKETZARAGOZA.NET Este próximo sábado Rogelio Legasa pondrá fin a su vigésimo cuarta temporada como jugador de baloncesto. Sin embargo, su historia sobre las canchas parece no tener final. Formado en las categorías inferiores del C.B. Zaragoza, el veterano interior –actualmente en las filas de El Olivar de EBA- lleva media vida jugando a baloncesto. Más de veinte años de idas y venidas sobre las canchas que desembocan en una dilatada trayectoria con pasos por LEB, LEB 2, EBA, ACB e incluso una estimulante aventura por el baloncesto luso.
Ocho temporadas y mucha experiencia separan al Legasa del Conservas Daroca ('93) del de Breogán Universidade ('00)
El capítulo baloncestístico de este pívot de 2.07 metros de altura y que en octubre cumplirá los 40 comenzó a escribirse de muy joven, a los 13 años, cuando Rogelio decidió jugar a este deporte por diversión, sin pensar más allá. Serían el tiempo y su trabajo quienes hicieran de aquella pasión de juventud una nueva forma de vida: “Empecé de joven sin haber tocado un balón de baloncesto nunca, era incapaz de dar dos botes seguidos me decía Luis Giménez -delegado de campo del CAI Zaragoza-. Era alto, se me daba bien, estaba en el CAI a gusto con los compañeros pero no pensaba en nada más. Dedicarme y pensar como medio de vida fue a raíz de ir a Portugal porque me di cuenta de que podía ser jugador profesional”. Algo por lo que el zaragozano se muestra siempre muy agradecido y que asegura que le ha aportado "sacrificio, disciplina y generosidad", además de servirle para "ayudar a enfocar el resto de su vida".
El veterano pívot, realizando la pretemporada con el primer equipo en la 2011/2012
Una vida alrededor del deporte de la pelota naranja llena de momentos, recuerdos y anécdotas que durante mucho tiempo quedarán en la memoria. Su etapa en el Porto Banco Mello, con una Liga y una Copa, marcaría sin duda el punto más álgido de su carrera: “Guardo con un recuerdo fantástico los años en Portugal y la oportunidad de haber podido jugar la Euroliga. Fue una experiencia única haber podido jugar contra los mejores jugadores de Europa de finales de los 90, defenderme con Fasoulas, con jugadores que luego fueron a la NBA como Stojakovic o jugar en la mítica pista del Maccabi de Tel Aviv”, rememora con especial ilusión.
Tras su regreso de Oporto, dos temporadas en ACB con el Breogán y a partir de entonces, múltiples peregrinaciones: Drac Inca, Los Barrios, San Sebastián, Rosalía en Santiago de Compostela y, finalmente, El Olivar. Allí, la temporada 2011/2012 le tendría guardada una sorpresa muy especial, la vinculación del conjunto olivarero con el CAI Zaragoza supondría el regreso a la disciplina de un club de elite: “Fue un shock el empezar a entrenar porque yo estaba aquí en Zaragoza y mi idea era jugar fuera porque aquí era imposible. No encontraba equipos en LEB Oro, LEB Plata, empecé a entrenar con El Olivar en EBA y me surge la oportunidad de complementar los entrenamientos del CAI. Para mí fue algo espectacular”, apunta el excaísta con una sonrisa. La misma con la que recuerda aquel partido del 11 de diciembre de 2011, cuando la lesión de Robert Archibald le abrió las puertas de nuevo a la ACB en Fuenlabrada. Un heroico partido en el que el conjunto rojillo se sobrepuso a las lesiones para acabar venciendo en el Fernando Martín tras dos prórrogas (88-95). Bendito regreso.
Legasa, junto a Toppert, Fontet y Van Rossom, celebra el triunfo en Fuenlabrada
Actualmente, la carrera de Rogelio sigue vinculada al CAI Zaragoza, donde ha sido entrenador de cantera y a El Olivar, en el que promedia 8.4 puntos y 3.2 rebotes en los 14 partidos que ha disputado esta temporada y donde asume un papel especial en un equipo en el que su experiencia se combina y contrasta con la progresión de jóvenes talentos de la cantera rojilla: “El equipo está enfocado para que los chicos salgan adelante y la misión de los veteranos es ayudar a que los jóvenes en un futuro se conviertan en buenos jugadores de baloncesto. Hago de jugador pero a la vez les enseño cosas dentro del juego e intento hacerlo lo mejor posible”, labor que comparte y complementa a la de su entrenador Pep Cargol, dueño también de una brillante y extensa carrera en la elite: “Tiene mucha experiencia porque además de jugador además ha sido campeón de Europa. Es una persona muy trabajadora que se toma muy en serio su trabajo e intenta transmitirnos su pasión por el baloncesto”, valores muy importantes para los jóvenes que se están formando e intentan hacer camino en el baloncesto.
Progresión y aprendizaje son los pilares básicos del equipo, algo que no deben marcar los resultados sino la formación. Esa es la filosofía de un equipo que esta campaña ha experimentado una gran madurez de un tiempo a esta parte, mejorando incuestionablemente desde el inicio de la temporada: “Es lo que tienen los equipos jóvenes que son capaces de lo peor y de lo mejor como vimos hace unas semanas. Perdimos con el último y la siguiente le ganamos al primero. Desde entonces nos dimos cuenta de lo que había que hacer a raíz de ese partido y seguimos por ese camino”. Ahora, instalados en la sexta posición, con solo una jornada por disputar y la sensación de que si la competición hubiera durado un mes más se podría haber optado a los playoff de ascenso a LEB Plata por segundo año consecutivo, toca pensar ya en el futuro y valorar la posibilidad de seguir extendiendo el sueño: “No sé si me veo más años jugando. Estas últimas temporadas he acabado con problemas, he estado mucho tiempo parado en verano y esa época es fundamental para trabajar y si tienes una edad, más todavía", enfatiza. "Así que no lo sé. Hay muchas circunstancias alrededor: personales, laborales y mías, de lo que a mí me gustaría hacer y ahora mismo no tengo una decisión tomada”, concluye el dueño de esta maratoniana carrera a la que el baloncesto siempre abre una nueva puerta.
Reportaje gráfico: ACB Photo/CAI Zaragoza