BASKETZARAGOZA.NET Decía Shakespeare que es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada. Si esto fuera cierto, Chris Goulding no tendrá problemas en alcanzar lo que se proponga. El escolta de Tasmania ha sido el último en incorporarse a la plantilla del CAI Zaragoza. La disputa de la Copa del Mundo con su selección le impidió llegar para comenzar la pretemporada a las órdenes de Joaquín Ruiz, hándicap que el australiano suple con grandes dosis de espontaneidad y simpatía, una mezcla que le han permitido integrarse de manera rápida en el grupo, como atestiguan los 12 puntos de media que promedia en sus cuatro partidos jugados, y empaparse ya de la filosofía rojilla.
Antes, la vorágine de partidos con los ‘aussies’ ha llevado a Goulding a recorrer medio mundo en apenas un mes. Canberra-Klaipeda-Helsinki-Niza-Estrasburgo-Las Palmas-Barcelona y de nuevo Australia, antes de llegar por fin a Zaragoza y desembarcar en la que será su nueva casa. Ni siquiera el cansancio, ni los miles de kilómetros, ni la diferencia horaria pueden con su sonrisa: “La ciudad me parece realmente bonita. La gente del club se está portando de manera increíble conmigo. He de reconocer que los primeros días estuve un poco perdido a causa del 'jet lag', pero ya lo he superado y me siento genial aquí, además de descansado y listo”, para un reto que afronta con la ilusión del debutante.
Nada más llegar, presentación y nuevo desplazamiento para jugar al día siguiente su primer partido con el CAI. Un debut bastante accidentado ya que un mal apoyo le impidió finalizar el partido frente a La Bruixa d’Or: “Me asusté un poco por los percances que tuve en mi estreno tanto en la rodilla como en el tobillo, pero afortunadamente no fue nada y pude jugar sin problema el contra Valencia”. Todo quedó en un susto y dos días más tarde, sin percances de por medio ya demostró de lo que es capaz. 16 puntos con triples a la carrera, tras salir de bloqueo, transiciones y un amplio repertorio de juego con el que ayudar al equipo: “Más allá de mi buen partido, competir contra un equipo de Euroliga es una gran experiencia tanto para mí como para el equipo. Además estuvimos cerca y creo que si nos hubieran salido un poco mejor algunos detalles hubiéramos estado ahí. Pese a todo fue una gran prueba y nos tiene que servir para ganar confianza”, valora el risueño australiano. "Esto es solo el principio y conforme pase el tiempo iremos mejorando, pero la verdad es que me estoy encontrando muy cómodo y los tiros están entrando, no puedo pedir más. Es fácil sentirse a gusto en el equipo, los compañeros me lo están poniendo muy fácil", apostilla tras sumar ya cuatro partidos con la elástica rojilla.
Tras haberlo seguido desde la distancia, en su presentación ante los medios, Goulding se deshizo en elogios hacia su nuevo equipo. Ahora, con varias sesiones de entrenamiento y cuatro partidos en el cuentakilómetros se reafirma: “Me alegra poder mantener lo que dije entonces. Soy parte de un gran equipo con la oportunidad de hacer grandes cosas. Obviamente, como equipo, tenemos ciertas metas por alcanzar y con el equipo que tenemos estoy convencido de que podemos lograrlas”, desea ambicioso.
No obstante, el de Launceston sabe que para poder ayudar plenamente al equipo primero ha de adaptarse totalmente al baloncesto español, tan diferente como lejano del australiano: “Es algo difícil de explicar. Realmente son muy diferentes” –hace una pausa, reflexiona y comienza a enumerar– “El arbitraje difiere un poco sobre lo que está permitido y lo que no. Es muy diferente en ese sentido y me costará un poco de tiempo acostumbrarme", asume. "Respecto a los jugadores, son más grandes y fuertes aquí, sobre todo los interiores, y además aquí están algunos de los mejores exteriores del mundo”.
Un reto al que no ve el momento de enfrentarse por fin después de militar toda su carrera en la exótica NBL y haber competido los dos últimos años, con Cavaliers y Mavericks, en la Summer League de la NBA en Las Vegas: “Estoy verdaderamente emocionado. Deseo comenzar ya. Es verdad que profesionalmente siempre he jugado en Australia, pero he estado en Campeonatos del Mundo junior, he jugado varias veces en América, ahora en el Mundial…así que no es como si nunca hubiera salido de allí. No obstante es una gran oportunidad para mí y un nuevo desafío que afronto con mucha ilusión”, insiste disipando cualquier atisbo de duda.
Un Mundial, ese al que alude, en el que Australia tenía puestas muchas esperanzas. Los ‘boomers’ se habían marcado el objetivo de entrar en la lucha por las medallas y todo iba sobre ruedas hasta el último minuto del partido de octavos frente a Turquía. Los de Andrej Lemanis habían llegado a tener ventajas de diez puntos, pero dos triples de los otomanos en el último minuto daban al traste con el sueño de los oceánicos: “No podemos mirar atrás”, esgrime con filosofía. “Es verdad que estuvimos por delante todo el partido y que esos dos triples en menos de un minuto nos dejaron fuera, pero esa experiencia nos hará más fuertes. Ahora vendrán los Juegos Olímpicos, espero poder ser parte del equipo nacional otra vez y que nos vaya mejor”, sostiene consciente de que para ello tendrá que rendir al máximo nivel estos dos años que tiene por delante para la cita.
Tanto en los Melbourne Tigers como en la selección, el escolta ha tenido el privilegio de jugar a las órdenes de dos grandes exjugadores con trayectoria NBA. Chris Anstey, con pasado en el Caja San Fernando, compitió en los Mavericks y los Bulls, mientras que el mítico Luc Longley, técnico asistente de la selección, fue un secundario de lujo en los Bulls del segundo 'three-peat'. “Me siento realmente afortunado por tener entrenadores con grandísimas carreras a sus espaldas. Toda esa experiencia es algo realmente bueno para un jugador porque puedes aprovecharla a la hora de mejorar o de intentar llegar a ese nivel. En definitiva, es un lujo trabajar con Chris y Luc”, sentencia sintiéndose afortunado de contar con mentores de esa categoría.
Como todo apasionado de este deporte, y más cuando cuentas con compatriotas allí, Goulding se reconoce como un fiel seguidor de la NBA desde que comenzó a coquetear con la pelota naranja. Sin embargo sus ídolos no eran de su país: “Larry Bird y Kobe Bryant”, confiesa esbozando una amplia sonrisa consciente de que la respuesta esperada era el nombre del mítico ‘23’ de los Bulls. Y más, jugando de escolta. Lo que puede sorprender aún más es que el baloncesto no fuera el deporte que copaba la infancia del pequeño Chris: “Cuando empecé a jugar al baloncesto juagaba también al fútbol australiano”, rememora. Sin embargo, el campo del ‘Australian rules football’ no le ofrecía el calor de una cancha de parqué: “El baloncesto me gustaba más porque además podía jugarlo durante todo el año”. El tiempo se encargó de hacer el resto: “Y a base de jugar fui mejorando”, sonríe como si hubiera llegado aquí por casualidad. Nada más lejos de la realidad.
Diecinueve años después, en Zaragoza, todo eso queda ya muy lejano. Ahora el australiano solo tiene ojos para el CAI Zaragoza y su primera experiencia internacional, para la que nove el momento de empezar: “Espero un gran reto por delante, espero estar enchufado porque está es una de las mejores ligas del mundo y quiero demostrar que no estoy aquí de invitado. Tanto a nivel individual como colectivo quiero hacerlo bien tanto en la ACB como en la Eurocup”, ansía el nuevo ‘43’ rojillo.
Consciente del salto cualitativo y de la dificultad que encarna el jugar dos veces por semana, el jugador rojillo asume como suya la filosofía que ha llevado al club aragonés hasta donde está: “Debemos tomarnos muy en serio cada partido y una vez el primero esté acabado, pensar en el siguiente porque vamos a jugar dos partidos por semana. Así que si se logra una victoria muy importante, disfrútala pero al día siguiente estate ya concentrado en el siguiente. Y del mismo modo cuando pierdas: enfádate la noche del partido, aprende de los errores y concéntrate porque lo más importante será ya ganar el siguiente”. Viendo el carácter de un tipo que nada más llegar se metió a los medios en el bolsillo por su simpatía, parece imposible imaginarle enfadado, pero esa será la mentalidad de un jugador que, pese a ser nuevo, da la sensación de llevar mucho tiempo. Su sonrisa marcará su camino.
Reportaje gráfico: Luis García, Melbourne United y FIBA