BASKETZARAGOZA.NET No siempre es fácil volver a la que ha sido la casa deportiva de un jugador, especialmente cuando se ha formado en su juventud. Y eso es lo que ha vivido Henk Norel en la vuelta al Olímpico de Badalona. Los años pasan, las caras se amontonan y los recuerdos pesan: “Ha sido muy raro”, decía el holandés.
Antes del encuentro y una vez visitado el vestuario visitante por primera vez, los saludos y abrazos tomaban protagonismo. Incluso una foto para la historia con Jordi Trías y Pere Tomàs, sus amigos de tantas batallas y hoy rivales sobre la arena de Olímpico. Mucha gente especial: “Jordi, Pere, el delegado, toda la gente del Club…” que no cabe en un párrafo.
Trias y Tomas posan con Norel antes del encuentro en el Olímpico Badalona.
“Era muy raro ver todas esas caras familiares que pude ver durante seis o siete años. Era mi pabellón. No sé a cuánta gente habré saludado hoy” decía el holandés del CAI Zaragoza, “por lo menos 1.000”, añadía entre sonrisas.
Incluso en la presentación del CAI Zaragoza, una ovación siguió a la voz del speaker al anunciar su nombre. Otro hijo pródigo que regresaba a la cuna verdinegra. “Me han aplaudido y estoy orgullosos de que me hayan recibido así”, recuerda.
Pero luego todo cambió con el inicio del encuentro y el chip sensible se tornó en la frialdad de los números y las estadísticas en busca de romper esa maldición de una cancha inexpugnable hasta ahora para el CAI Zaragoza.
“Habíamos hablado en el vestuario del juego como equipo, de la facilidad del contragolpe de la Penya y creo que hemos realizado un gran trabajo como equipo para ganar”, comentaba Norel.
Al final del combate, sentimientos al margen, la victoria del CAI Zaragoza y unos números cercanos al MVP de la jornada. Dulce momento de Norel: 16 puntos, 12 rebotes y 34 de valoración. “Es un trabajo del equipo cerrando rebote y han ido a mis manos. Otro día irán a manos de Joe o Fontet o Pablo. Joe ha jugado muy bien por dentro, haciendo daño y eso me ha dado más espacio”, reconoció finalmente el 25 del CAI Zaragoza.