BASKETZARAGOZA.NET Después de más de una década de formación, ocho de esas temporadas desarrollando a los jóvenes talentos de Basket Zaragoza, educando en los valores del club y como excusa magnífica para disfrutar de una vocación, el técnico ha decidido poner fin a una etapa. Un inolvidable periodo en el que el zaragozano ha dirigido a Cadete, Júnior, EBA y LEB Plata, además de contar con la experiencia de un testimonial encuentro de Eurocup como entrenador ayudante del primer equipo.
Se trata de un adiós obligado por las circunstancias que conforman la otra parte de su vida cotidiana pero sin arrinconar la pasión del baloncesto. “Compatibilizo el baloncesto a un nivel alto de exigencia con mi trabajo habitual y con mi vida familiar”, señala. “Esa exigencia supone que tengo que quitarle tiempo a mi familia: mis hijos van creciendo y no puedo hacer otras cosas y me pierdo cosas”, admite con sinceridad y naturalidad. “Ha llegado el momento de elegir y dar prioridad a mi vida profesional y familiar”, apunta con abnegación.
De esta singladura, Iglesias solo tiene palabras de agradecimiento: “Trabajar en un club como Basket Zaragoza ha sido una experiencia extraordinaria, he disfrutado mucho y he tenido la suerte inmensa de tener compañeros y jugadores excepcionales”, recuerda valorando los años vividos y las condiciones en que lo ha podido desarrollar. “No se valora lo suficiente la apuesta de este club por la cantera”, manifiesta orgulloso. “Quienes estamos dentro, tenemos instalaciones, medios, canchas, fisioterapeutas, preparadores físicos… Es innegable el esfuerzo”, subraya.
Bajo su tutela son muchos los alumnos que han progresado dando pasos firmes y varios los que han podido alcanzar cotas superiores como debuts en la elite. “Para mí, eso es todo, por eso entrenamos”, indica orgulloso. “Cuando entré en el club plateamos que estar diez años en diez campeonatos de España y no tener un jugador en el primer equipo sería un fracaso”, descubre ponderando unos objetivos que tienen la formación como principal bastión. “Los jugadores de alto nivel debían acabar jugando a alto nivel, ese ha sido el objetivo incluso por encima de títulos”, señala.
Porque el mejor trofeo que ha podido tener es el brillante epílogo de una temporada para el recuerdo que, más allá de los excelentes resultados, ha contado con vivencias indispensables: “La convivencia, el grupo, el cuerpo técnico, la temporada en Liga EBA, incluso los malos momentos, que los hubo”, apostilla sin renunciar a ellos, viéndolos como otro factor a partir del cual crecer. “Creo que al acabar el año, la totalidad de jugadores son mejores que cuando comenzó la temporada”, resume como gran éxito de este curso.
El broche de oro para él y su equipo tendrá lugar este domingo en el encuentro de Liga Endesa ante Montakit Fuenlabrada: “Ver esa simbiosis con ese final feliz en la cancha este domingo es una satisfacción, especialmente por unos chicos que se lo merecen después de tanto esfuerzo”, destaca a la espera del reconocimiento que les brindará la ‘marea roja’. “Que el fin de semana pasado coincidiera nuestro gran Campeonato de España y la salvación del equipo en Málaga es un magnífico final”, valora entre risas.
Por último, y a modo de alegato, Iglesias expone su forma de entender una formación que queda como legado. “La verdadera satisfacción del entrenador de formación es ver crecer a los jugadores que has tenido”, antepone sobre cualquier otro hecho. “Si tienes esa mejora en la cabeza, nunca harás nada que vaya en contra de su progresión por ganar un partido o un campeonato”, continúa convencido con la tranquilidad de haber cumplido con su credo. “Esa es la idea de lo que debe ser un entrenador de formación”. Un mensaje que sintetiza una bellísima etapa de formación que hoy toca a su fin.