BASKETZARAGOZA.NET El escolta de Casademont Zaragoza aprovecha el parón de la competición para analizar cómo afecta esta pausa la dinámica positiva que arrastraba el equipo, así como el impacto que está teniendo la pandemia en una temporada en la que el conjunto aragonés se dispone a afrontar el tramo decisivo del curso tanto en la Liga Endesa como en la Basketball Champions League.
A pesar de que el parón de la Copa y de las ventanas FIBA abren una buena ocasión para recargar pilas y hacer hincapié en determinados conceptos en los que seguir mejorando, no todas las consecuencias pueden ser positivas: «Cuando tienes la suficiente experiencia en el mundo del baloncesto sabes que puede ser bueno o malo», reflexiona el texano. «Porque viene bien para descansar y recuperarnos pero también puede sacarnos de ritmo y hacernos perder química», ahonda plenamente concienciado de las implicaciones que puede conllevar el frenazo al ritmo competitivo. «Sabemos el riesgo que existe y por eso, pese a que no estamos todos, trabajamos a diario para ser mejores», expone comprometido y con ganas de mantener la buena dinámica que firmaba el equipo antes del parón. «Si nos mantenemos en esa dinámica podemos aprovechar este tiempo en nuestro beneficio», confía.
No en vano, pese a que quizá el equipo viva su mejor momento del curso, Sulaimon sostiene que esa seguridad en sí mismos nunca ha faltado. «Nos sentimos bien, con mucha confianza», resume. «Incluso a principio de curso, con un calendario difícil, mantuvimos la confianza en nosotros, tanto individual como colectivamente», asegura con el respaldo ahora de los resultados. «Sabemos que tenemos mucho talento, hemos ganado siete de los ocho últimos partidos, así que somos conscientes de nuestra capacidad», afirma contento con las evoluciones del grupo desde que arrancó 2021.
Sin embargo, el estadounidense también sabe que los buenos resultados no deben conducir a la euforia sino a entrenar más duro si cabe: «Para afrontar todos los retos que tenemos -Basketball Champions League, playoff, etcétera-, hay que venir diariamente y trabajar duro», aboga aludiendo al potencial y la ambición del equipo. «Tenemos el talento, los jugadores y el cuerpo técnico para ello», indica a una semana de arrancar el tramo decisivo de la temporada. «Todo el mundo tiene muy buena actitud, esperamos hacer grandes cosas y jugar como Casademont Zaragoza este segundo tramo de temporada», indica con una sonrisa.
Una etapa en la que el equipo deberá seguir lidiando con circunstancias ajenas como la pandemia, que, aprovechando el parón de la competición, invita a reflexionar al de Houston: «Está siendo un año interesante, empezando por el COVID», arranca. «El ritmo de los deportistas se ha visto alterado y eso ha implicado más lesiones». Algo que por desgracia él ha experimentado en primera persona con la lesión muscular sufrida en la Final Eight de Atenas que le mantuvo dos meses lejos de las pistas: «Eso unido a la dinámica del equipo, con salidas y llegadas de jugadores… Lo ha hecho difícil, para mí especialmente por la lesión y el hecho de tener que combinar dos posiciones», añade con resignación, aunque sin poner excusas. «Pero somos profesionales y estamos aquí para hacer nuestro trabajo».
No en vano, y pese a que la normalidad aún parece lejos de volver a hacer acto de presencia en nuestra vida diaria, el estadounidense quiere usar el baloncesto como medicina paliativa: «Estoy deseado hacer lo mejor para el equipo y ojalá eso signifiquen más victorias», desea acordándose de la afición y su ausencia durante todos y cada uno de los encuentros en el Príncipe Felipe. «No debemos centrarnos en las cosas malas porque todo el mundo está atravesando malas circunstancias», esgrime en aras de traer algo de alegría y felicidad desde su posición. «Pero si podemos sobreponernos, trabajar duro e intentar seguir sumando victorias, quizá podamos contribuir a la felicidad de la gente de Zaragoza», concluye.