BASKETZARAGOZA.NET Si alguien conoce bien la intrahistoria del conjunto aragonés ese es su delegado, Luis Giménez. Un vigía que está de guardia las 24 horas desde el comienzo de la pretemporada, pendiente siempre de las necesidades de la plantilla. Desde la temporada 2012-2013 en la que llegó al puesto, el listado de sus cometidos no tiene fin: el primero en comenzar la campaña y el último en cerrar la puerta del curso baloncestístico. En Vielha tiene una especie de oasis organizativo ya que repetir lugar y rutina le ayuda en esa semana a relajar el frenético arranque de las últimas campañas y a planificar otras futuras.

Su dilatada experiencia en el mundo del baloncesto zaragozano (C.B.Z., Helios y Federación Aragonesa) le ayudó a convertirse en un auténtico ser omnisciente para los jugadores y sus familias, tras una llegada complicada a su nuevo destino tras diez años como delegado de campo en los partidos del Príncipe Felipe. “Cuando llegué al puesto me sentí muy feliz porque me gustaba la idea pero, al mismo tiempo, me preocupaba la enorme responsabilidad de los viajes”. Sin duda le ayudó su experiencia en el mundo de los hoteles en los que había trabajado durante los anteriores 12 años. Sin embargo, pese a ese bagaje, no puede olvidarse de alguien muy importante en su aterrizaje. “El anterior delegado, Iván Carrascón, me ayudó en todo para que el tránsito fuese sencillo. Siempre le estaré muy agradecido por ello; sin él no habría sido igual. Durante la primera campaña le llamaba con dudas y él me respondía con envidia sana por haber logrado viajar a la Copa del Rey, llegar a las semifinales de playoff y clasificarnos por primera vez para Europa”, recuerda.

Desde entonces, los jugadores han encontrado en Luis una persona de confianza que lo mismo les ayuda con un contrato de luz para la vivienda, un problema con el coche, una cita con el dentista o lo que surja. “Elegir piso y ponerles internet siempre es lo más urgente. Incluso muchas veces internet casi va antes que el piso. Luego tener coche. Instalados ya, la cosa se vuelve más sencilla”, explica en lo que es el arranque de la temporada. Pero su listado de quehaceres no tiene fin: “Me ha tocado ir al ginecólogo con la mujer de algún jugador, les he enseñado colegios para sus hijos, he recomendado sitios para visitar en Zaragoza y alrededores, etc. Una labor gratificante que en muchos casos se traduce en una relación personal tras la marcha del club. Ha habido emails de despedida que me llegaron a emocionar”, confiesa entre llamada y whatsapp en Vielha.

En su faceta de desplazamientos, lo más habitual es facilitar el plan de viaje, el hotel, salida de los vuelos, llegada a Zaragoza, rooming de las habitaciones en cada estancia… “En ese momento soy un jefe de expedición y a veces un guía turístico. En general hay que estar prevenido para reaccionar ante cualquier contratiempo como la pérdida de un vuelo, un enlace de AVE, etc.”, explica. Por eso nunca apaga el móvil, aportando un servicio de 24 horas: “Afortunadamente solo ha sonado a horas intempestivas un par de veces en tres años. Un a porque un jugador tuvo una fuga de agua en un piso y otra porque un jugador perdía un enlace al venir a España por primera vez. No fueron llamadas muy glamurosas”, bromea entre risas.


Luis en los desplazamientos para jugar ante el ALBA Berlin y Krasny Oktyabr Volgogrado.

"DELEGADOS VIAJEROS"
No obstante, su tarea y labores en los desplazamientos no le ha impedido dar rienda suelta a su actividad en redes sociales y crear su propia sección. Solo, o en compañía del resto del cuerpo técnico -especialmente del fisio José Ignacio García-, abrió, coincidiendo con el debut en competición europea, una iniciativa en su twitter (@LGLDELEGADO) en la que dejar su impronta en cada uno de los viajes del cuadro rojillo, "Delegados viajeros". “Lo que nació como una broma ha ido tomando cuerpo hasta ser una tradición. Me echaron al ruedo y ahora ya no podemos ni queremos pararla. En el poco tiempo que nos queda, algún recuerdo nos llevamos y lo compartimos con los seguidores; no tiene más  misterio”, comenta, recogiendo cada rincón de Europa allí donde juega el CAI Zaragoza.

“Anécdotas hay muchas”, carcajea. “Y no todas se pueden contar. En el gran bazar de Estambul unos tenderos nos invitaron a desayunar sin pedirnos que compráramos nada, y eso tiene mérito. En Vilna pasamos mucho frío, -22ºC, viendo a la gente salir a fumar abrigados hasta las orejas. En Volgogrado regresamos al hotel en un taxi comunitario, lo que viene siendo un monovolumen con 8 personas y sin hablar ruso: llegamos a destino pero hubo un momento 'Goodbye Lenin'", sonríe al recordarlo.

VIELHA, UN PIT STOP EN LA PRETEMPORADA
El Valle de Arán acoge un año más al CAI Zaragoza. Repetir enclave, lejos de ser una rutina, es una tranquilidad organizativa para su trabajo. “Las facilidades del hotel y su personal, la confortable instalación o la afabilidad de los compromisos institucionales hace que todo vaya rodado. Es un paraje maravilloso en el que todos nos conocemos mejor con los nuevos jugadores en un clima de trabajo pero con humor y buenos momentos. Es un periodo importante del año aunque pueda no verse así desde fuera”, finaliza. Siempre surge algo, nada importante, pero así es la vida de este centinela del caísmo. Desde Vielha o desde cualquier punto del globo.