BASKETZARAGOZA.NET En tiempos en los que la recientemente oscarizada con cuatro estatuillas "Bohemian Rhapsody" copa titulares por todo el mundo, el joven canterano de Tecnyconta Zaragoza Vit Krejci ha escrito en mayúsculas su particular versión. Una interpretación personal que, a base de trabajo, sacrificio y dedicación, como si de un poema épico se tratase, podría comenzar con el “Is this the real life? Is this just fantasy?” y continuar con el “Too late, my time has come” que reza la original de Queen.
Natural de la ciudad de Strakonice, perteneciente a la región checa de la Bohemia, y que le vio nacer el 19 de junio de 2000, Krejci ha compuesto estos días los que, a buen seguro, serán unos de los pasajes más bonitos de su vida. Esos con los que todo deportista sueña en algún momento de su vida: representar a su país al más alto nivel. Momento que llegaba con la convocatoria de la selección absoluta de la República Checa para los dos últimos partidos de clasificación para el Mundial 2019 de China y que culminaba el pasado jueves 21 con su debut en un abarrotado pabellón de Pardubice, perteneciente también a la histórica región centro europea.
“Era un sueño desde pequeño y lo he disfrutado mucho”, resume sobre lo inabarcable de una experiencia llena de emociones, recuerdos y felicitaciones. “El partido en casa fue increíble porque vino mucha gente y toda mi familia”, indica sobre el inolvidable debut contra Bosnia Herzegovina. “Fue hasta mi abuela, que nunca había estado en un pabellón tan grande”, descubre entre risas. “He jugado solo de base, lo cual me sorprendió un poco”, confiesa ante algo poco habitual para un jugador de 18 años. “Los primeros días estaba un poco nervioso”, confiesa debido a la responsabilidad que conlleva llevar el timón de todo un país. “Pero el segundo partido contra Francia ya fue mejor”, como indica su estadística de su primer punto, seis rebotes y una asistencia en los algo más de quince minutos que estuvo en la pista dentro de la derrota de la ya clasificada selección checa.
Un paso más en la proyección de un exterior que despierta la atención mediática del país centroeuropeo: “Casi todas las entrevistas que me hacen me comparan con Satoransky”, reconoce con una mezcla de alegría y responsabilidad ante la talla y dimensión del actual base de los Washington Wizards. “Supone un poco de presión pero a la vez es un orgullo porque es el mejor jugador que tenemos en la República Checa”, valora sobre un jugador con el que, además de enseñanzas, comparte ciertos paralelismos como ser un base alto, desembarcar en España y comenzar a competir en la mejor liga de Europa. “También hablo todos los días con Lubos Barton, que también ha estado muchos años en ACB, y me ayuda mucho”, apunta sobre otro ilustre de su país y de la Liga Endesa.
En nuestro país, el joven base de Strakonice también ha ido progresando con pasos seguros. Desde que disputase la Minicopa de Vitoria en 2014, Krejci ha recorrido todas las categorías inferiores del club hasta su debut en la Liga Endesa en marzo de 2017: “Claro que me gustaría jugar más, pero eso hay que ganárselo en los entrenamientos”, reconoce agradecido por la oportunidad de estar con el equipo, al que refuerza durante los entrenamientos y con el que disputó sus primeros minutos en el Príncipe Felipe a principios de mes. “Estamos ahí para mejorar con la ayuda de los entrenadores, pero somos jugadores del ACB”, asume con la misma exigencia que les demanda Porfirio Fisac en cada uno de los entrenamientos. “Nos dice que hay que ser agresivo y tenemos que jugar como hombres lo hagamos donde lo hagamos porque en la elite solo juegan los hombres”, señala con ganas de seguir aprendiendo y creciendo como jugador.
Una evolución física y de juego que se ha hecho patento a lo largo del último lustro en Zaragoza y en la que le han influido muchas figuras. Sin embargo, pese a que reconoce el papel de muchos jugadores, sobre todo los más veteranos, Krejci no tiene dudas: “¿El que más me ha marcado? Gary Neal”, recuerda sobre su experiencia el año pasado trabajando con el máximo anotador de la ACB. “Venía a entrenar conmigo antes de las sesiones y me ayudaba muchísimo”, relata aún emocionado. “Todavía seguimos en contacto y nos preguntamos cómo va todo”, añade satisfecho por mantener la relación con el de Baltimore. Pero otra de los principales pilares de su formación se sustenta en los diferentes técnicos que han guiado su camino: “En cuanto a entrenadores, todos me han influido”, indica gratificando a cada uno de sus formadores. “Pero por todo el tiempo que he estado con él, Carlos Iglesias”.
No en vano, el entrenador maño ha sido pieza clave en el buen hacer de la cantera de Basket Zaragoza las últimas ocho temporadas; sobre todo como vínculo entre la cantera y el primer equipo. “Es una de las mejores canteras de España”, califica sin dudas el espigado jugador checo. “Somos muchos jugadores entrenando a diario con el primer equipo y también ha debutado ya mucha gente”, indica acordándose de sus compañeros Pradilla, Lobaco, Fernández, Urdiain o Alocén, con quien comparte posición y vivencias tanto en la capital aragonesa como en eventos internacionales como el Basketball Without Borders o el Jordan Brand Classic. “Nos ha venido muy bien porque somos compatibles y nos complementamos”, defiende gracias a su versatilidad en el perímetro. Una capacidad, forjada durante el último lustro en la cantera rojilla: “Se hace muy buen trabajo a nivel individual y lo primero aquí es la evolución del jugador”, sentencia. La misma que le ha llevado a asomar la cabeza en la elite del baloncesto continental y que ahora entona el “Gotta leave you all behind and face the truth” que rezaba Mercury, para hacer frente al presente y al futuro, pero sin olvidar los aires populares de los orígenes.