BASKETZARAGOZA.NET Fue una despedida inusual. Un telón de la temporada que conjugó la felicidad de la hazaña con la derrota en el último choque del año. Pero todo era diferente porque la noche del 4 de junio del 2013 atesoró una felicidad infinita.

Con un palco de autoridades que vivió una noche de deporte mágico en el pabellón Príncipe Felipe, la mara roja se dio un chapuzón de ilusión de caísmo en vena. La grada volvió a gritar “Zaragoza nunca se rinde”, esa especie de himno que define el Playoff de la Liga Endesa 2012-13 para el equipo de José Luis Abos. No solo cuando el Real Madrid se fugaba hacia a victoria, sino cuando el bloque necesitaba un aliento.

 

El fina de temporada fue el broche de oro a una suculenta temporada en la que un grupo de jugadores conjugaron en su piel las señas de identidad de los aragoneses, entorno a un escudo y unos colores: –generosidad, hospitalidad, nobleza, amistad y gratitud-… Todo ello en un grupo de jugadores y cuerpo técnico que ha devuelto a Zaragoza un esplendor deportivo en tiempos de tristeza.

 

Y eso precisamente es lo que exhibió Pablo Aguilar en su speech final desde el centro de la pista, tras ser presentada toda la plantilla y cuerpo técnico por el speaker David García. Fue el colofón al año más maravillosos de los 11 que ya suma Basket Zaragoza 2002. Las lágrimas atravesaron las gargantas de los seguidores del CAI Zaragoza cuando comenzaron a gritar “Pablo quédate, Pablo quédate”. El granadino, a lo Diego 'el Cigala', hizo brotar “un quejío” de su garganta, acaso premonitorio.

 

Casi nadie de los 11.000 seguidores que abarrotaron el Príncipe Felipe quería irse. En la grada, entre otros muchos, estaban Alfred Julbe o Lucas Victoriano, parte de la historia de la entidad. Era un día lectivo, era igual, pero un espectáculo así no se ve con frecuencia porque cuando cayó el telón, el espectáculo continuaba. Pero en este caso con un nuevo e ilusiónate guión por escribir.

Cuando muchos seguidores afirman que el CAI “es un sentimiento”, lo vivido en este 4 de junio fue “caísmo en vena”.